31 marzo 2008

Eduardo Montagner Anguiano habla acerca de Iguanazul





La multiculturalidad y el plurilingüismo en la revista Iguanazul


Eduardo Montagner Anguiano
Imagen: Presentación en el Museo Nacional de Ferrocarriles Mexicanos



Si ya de por sí es de una complejidad mayúscula el nacimiento y continuidad de una revista con intenciones culturales escrita en lengua nacional, la creación y mantenimiento de una revista con estas características pero que además se atreve a incluir en sus páginas textos en lenguas que no todos entienden es, sin temor a exagerar, un milagro.
La cultura es minoritaria, a veces por elitista y otras por subterránea; dentro de este carácter minoritario, la literatura estrecha más los límites, ya sabemos: la gente lee poco, los libros están muy caros, casi todos los medios de comunicación impulsan entre las generaciones jóvenes la idea de que leer es alejarse de la vida.
Luego de tales consideraciones, encontrar una publicación que encima se orienta hacia el ámbito de las lenguas minoritarias y, no conforme con eso, que une estas lenguas con la creación literaria, considero que es un evento afortunado, que debemos celebrar; constituye una prueba de los optimismos frecuentes en los discursos oficiales que nos hablan de las lenguas maternas, discursos en que siempre se alerta sobre el peligro cada vez mayor de pérdida o desplazamiento de las lenguas que forman el mosaico lingüístico de nuestro país, advertencia que, como bien sabemos, es pertinente por apremiante y cierta.
En los mismos discursos, se suele concluir que es importante fomentar el nacimiento de políticas y productos culturales que coadyuven al propósito de conservación patrimonial y que respondan a las demandas, cada vez mayores por fortuna, de los propios usuarios de estas lenguas en riesgo. En tal sentido, la revista Iguanazul es un medio impreso por completo coherente con la multiculturalidad y el plurilingüismo que caracterizan a México dentro de sí mismo y en el mundo.
Pero Iguanazul tiene otra peculiaridad que considero muy sana y mencionable: receptiva a la profusión de ángulos culturales desde donde cada mexicano construye su identidad, hay en ella espacio también para textos creativos en español, generalmente de jóvenes que se encuentran en el constante, arduo pero riquísimo camino de la búsqueda expresiva.
Así, califico a la revista Iguanazul como un espacio para la cretividad pura, desnuda de lenguas porque las incluye a todas, política lingüística de gran importancia porque termina poniendo en un mismo nivel, como desde luego lo están, a los creadores que recurren a la oficialidad de su lengua materna y a los que siguen, a contracorriente, ofuscados y por entero absortos, creando en sus palabras más próximas, palabras irrenunciables porque quizás, de lo contrario, no conseguirían del todo plasmar lo que internamente más los mueve.
Este igualamiento de niveles nos remite a lo que los lingüistas tanto propugnan: el sano bilingüismo, la biculturalidad desde la que es más fácil y genuino enorgullecerse de la propia lengua y además aceptar al otro, a los tantos otros, porque se parte de una aceptación interna, de reconocer, y saberse reconocido, como ser humano cuyo instrumento expresivo primordial, la lengua materna, encuentra cabida junto a la esencia creativa de los demás.
Abierta a distintos géneros literarios, incluyente de lenguas maternas no sólo poblanas, en este número encontramos por ejemplo un texto en lengua huichol, otro en zapoteco, uno más en mixteco, y vemos también cómo los creadores en lengua indígena se introducen en dinámicas culturales a las que llegan con la seguridad que sólo puede dar el reconocimiento pleno de la propia identidad, como es el caso del escritor de origen totonaco que entrevista al poeta Juan Bañuelos.
El proyecto cultural de Judith Santopietro es fuerte y así lo hemos constatado al ver, por ejemplo, que ha sido la impulsora de la publicación de textos en lengua materna en periódicos de amplia circulación local, cosa que, aunque parezca cotidiana, de ninguna manera lo es. Los espacios para la expresión de estas lenguas están cada vez más restringidos, y es necesaria mucha dedicación y fuerza pelear por ellos sin declinar.
Esperamos mucho más del proyecto de Iguanazul. Confiamos en que así será porque podemos sentir la fuerza motriz que le da origen y perseverancia.

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